Sienta tan raro volver a empezar. Seguir.
Hace unos momentos de mi boca entre abierta salían palabras como si de una borbotea emocional se tratase. Ahora me encuentro golpeando sin vacilación el teclado, como si este fuese mi víctima a la que maltrato. No me produce placer, tampoco desagrado, me es indiferente.
Es triste. Pensar que me es indiferente dejar un poco de mi otra vez en un texto. Aunque sea una recopilación de bits. Tan fría y tan oscura ahora y siempre ha sido mi mente.
Sólo pienso en como sufriré mañana para no querer dejar de sufrir. Porque necesito el dolor para sentir que sigo vivo. Necesito dejar que mi corazón se sienta mal, oprimido y agobiado, necesito que se queje y me lo grite, que me diga que siga y yo seguir. Necesito llenar mis pulmones de alquitrán, carbón y luego otra vez hacer un borrón y cuenta nueva. Necesito llenar mi estómago sea de alcohol o refacción. Necesito emborrachar, colocar o matar un poco mi cuerpo. Necesito sentir que la sangre no corre sólo por mis venas, que también sea por mis manos. Necesito enfermar todavía más.
Estoy enfermo y debo combatir mi enfermedad con más enfermedad. Necesito sacar de mi cabeza este tumor que me está volviendo otra vez a ser persona, que me vuelve débil, que me hace daño.
Malditas voces que quieren que haga ambas cosas. Maldita la voz del corazón. Maldita también la de Dios. Maldita sea todo lo que me rodea porque me hace darme cuenta que yo todavía estoy cuerdo y los demás no.
Odio esta sensación, odio ser humano, odio al odio, odio al amor.
Odio esta sensación que no se va y siempre está. Que nunca me abandona, que sólo duerme a veces y vuelve a despertar.
Odio ser humano por odiar.
Odio al odio por hacerme antes amar.
Odio al amor por recordarme que tengo un corazón podrido, de poeta muerto, de agua estancada, de ceniza olvidada.
Odio porque me siento vivo, porque amo, como, bebo, fumo, ando, oigo, miro, escucho, toco, escribo. Odio porque quiero. Porque estoy enfermo y no quiero dejar de estarlo, porque perderé de nuevo mi cordura.
He visto a muchos caer y luego resurgir, yo no quiero caer y luego resurgir. Quiero arder como arde mi cigarro cuando me lo fumo; quiero arder mientras ando y notar tras cada momento abrasador como mi cuerpo se hace, sin olvidar que todavía porta la enfermedad. No quiero resurgir porque no quiero olvidar. Quiero recordar.
Quiero recordar que todavía estoy enfermo.